Monday 21 November 2011

El reto de las julias y las bolas

Bolas de papa, o Kartoffelkloesse, son sencillamente una de las invenciones culinarias alemanas que más disfruto. Nunca antes me había animado a hacerlas, pues son de esas recetas especiales que uno disfruta de vez en cuando al año… así que comerlas durante nuestros visitas a Alemania era más que suficiente. Sin embargo, desde el año pasado andaba con el bichito de aprender a hacerlas, después de haberlas prometido a un grupo de amigos ingleses en el west country con quienes celebramos año nuevo. Ellos estaban todos súper antojados, y yo súper confiada de mi capacidad de adivinar recetas. El resultado? Bolas muy diferentes que se derritieron una vez en el plato de nuestros invitados, y que ayudaron a agrandar los sentimientos hostiles entre estos pueblos tradicionalmente rivales.

Además, este año vamos a tener a I., la mamá de Markus, de visita para Navidad. Como ella es vegetariana, y sé que le encantan las famosas bolas, decidí que el momento de adentrarme en esta receta milenaria había llegado. Y es que hay que aclarar que es de esas recetas llena de tips y secretos familiares que pasan de abuela, a mamá, tía e hija. Y yo, para decirlo de alguna manera, como a la familia alemana llegué por casamiento, me perdí de estas herencias que me parecen deliciosas e invaluables.

Afortunadamente para llenar estos vacíos existen las amigas. Durante el fin de semana de amigas, comenté el asunto, y resultó que yulia era una afortunada beneficiaria de una de estas cadenas hereditarias. Así que prometió una vez hubiera hecho la arqueología necesaria de la receta y sus secretos con las mujeres de su familia, compartirla conmigo.

Y así fue, hace algunos días no solo me llegó la foto de la receta de un libro de cocina alemana… sino también todos los tips que la mamá de y. se acordaba de cuando su abuela las hacía. Al leer este detalle, casi me desmayo, pues sentí que mis genes muisca-vascos no aguatarían tradición tan grande. Pero como y. no solo me mandó el resultado de su investigación exhaustiva de la receta en su familia, sino que me animó a un reto transatlántico para hacerlas, pues no tuve de otra sino armarme de valor… y diccionario y esposo alemán en mano ponerme a hacerlas este domingo. El resultado? Bastante bueno como lo reflejan las fotos que documentaron no solo el proceso sino el disfrute de una cena tranquila en un domingo invernal en la fría Inglaterra.



Lo más difícil fue, sin duda, no cambiar la receta –mi especialidad! Logré (casi) seguirla al pie de la letra… aunque debo confesar que en el momento de armar las bolas la masa estaba aún bastante liquida, y sencillamente volví a pasarla por “Opis Unterhemd” (improvisación de la bolsa de tela que debíamos utilizar! –bautizada así por Markus con acento bávaro) para sacar aún más líquido y obtener una masa más seca y manejable.

Yuls, creo que el resultado del reto a este lado del atlántico fue bastante bueno. Falta entonces el reporte canadiense. Presiento que podemos estar armando la nueva receta globalizada de las bolas de papa.

Wednesday 16 November 2011

Conversaciones bonitas de un fin de semana de amigas

Por fin encuentro un momento en una madrugada muy fría, muy gris, es decir, muy inglesa pero eso si, tranquila… para escribir sobre el fin de semana tan maravilloso que pasé con mis amigas del colegio en casa de Marce. Hace más de siete años que no nos veíamos las compinches de infancia, por lo que la felicidad no podía ser mayor. Obviamente la vida, como suele pasar, nos llevó por caminos diferentes y sin darnos cuenta cambiamos las eternas conversaciones sobre todo y nada por un mensaje ocasional de vez en cuando… así cuando Martha nos escribió con la idea de reunirnos aprovechando su viaje a Europa, me pareció la mejor excusa para tener uno de esos momentos que sencillamente consienten el alma. Pasaje en mano después de meses de espera, por fin me monté en el avión que me llevó al reencuentro, al otoño perfecto en el sur de Alemania, y horas de conversaciones deliciosas…

(en la sala de Marce, sobre ese sofá grande que nos acogió)
J: y después de siete años de casadas, siguen igual de enamoradas? Yo llevo cinco.
J: Si (rotundo)… cada día nos queremos más.
M: Sip, a él lo veo en mi pau…
J: salud! Yo después de cinco años siento que este amor de nosotros es como el vino, se pone mejor con los años
…. Risas, mientras la Mia sigue su meneadera hermosa a son de su propia Bamba, y nosotras seguimos saboreando la noche y el vino...

J: yo aún tengo el bichito de regresar a vivir a Colombia, para que la M. crezca con esa cosa bonita que solo se agarra allá.
J: yo no sé, a Colombia aún no la extraño del todo, si los paisajes maravillosos y la familia, pero… bueno tal vez como el sentimiento de sentirse parte de… algo, la gente bonita
M: no es fácil la vida por fuera porque uno como que no encaja, pero el regreso siempre es complicado… y sobretodo lo que pega duro es lo solo que uno está.
Tres o cuatro lágrimas se nos escapan a más de una….

(Almorzando en una taberna en München)
M: y vos feliz? Cuéntamelo todo
J: bueno, estamos bien, pero ha sido, muy duro… tal vez uno de los años más duros que hemos tenido, los dos estamos más unidos que nunca, pero el cambio resultó estar lleno de retos.
M: en serio? No parece, te vez super tranquila y bonita… me encanta como tienes el pelo
… que maravilla las amigas…

(en un Eiscafe en Eggenfelden)
M: nos tomamos un cafecito?
M: si, pero con küchen…estamos en Alemania, y hay que hacerlo!
J: pero acabamos de comer una frijolada del tamaño de pekín! Yo me reviento
M: Siempre hay espacio para küchen con café cuando uno tiene las amigas cerca
…y al ataque nos lanzamos…

(acicalándonos en el baño las tres para salir)
M: vos tenes ojos grandes, así que mejor es resaltar los labios con…
M: COLORETE!!!
M: Por dios, ustedes dos son un caso perdido… ahora se dice labial
…carcajada general!

… y como siempre los días volaron, muchas conversaciones se quedaron inconclusas pues ahora hay chiquitines, esposos, trabajos y preocupaciones que nos interrumpen… todas empacamos nuestras maletas para seguir nuestros respectivos caminos, las maletas esta vez más ligeras por los regalos que se quedaron, pero el alma contenta y llena por el ratico bonito vivido.

Las quiero mucho, amigas!